Para nuestros niños y niñas sugerimos dos tipos de ejercicios:
El juego: se puede considerar como una herramienta para invitar a los niños y niñas a aprender, también es un gran medio para vivir experiencias emocionales de una forma sana y tranquila en familia.
Los cuentos: las historias que se pueden compartir con los niños y niñas puede ser de gran entrenamiento emocional para ellos, los cuentos ayudan a reconocer e identificar emociones, a experimentar momentos emocionantes, a empatizar con los demás, también puede ser una herramienta para resolver conflictos, y fomentar el diálogo asertivo.
Para los más grandecitos de la casa, adolescentes y para nosotros los adultos, podemos estar considerando como ejercicio para desarrollar la inteligencia emocional:
El cuestionamiento de ideas negativas: cuando buscamos los medios para reflexionar sobre nuestras ideas o la forma como observamos la vida, estamos dando la posibilidad de mirar el lado bueno de las cosas que nos acontecen, permitiendo reducir el nivel de intensidad de las emociones y generando muchos más medios para manejar la situación de nuestra cotidianidad con más tranquilidad.
Establecer metas o propósitos: levantarnos cada día pensando en algo que nos ilusione y que deseamos conseguir, como enfocarnos en esos objetivos a corto y largo plazo.
Mantener el contacto: rodearnos de personas que nos generan y transmitan paz, amor y tranquilidad.
Dar gracias: permitirnos reconocer las cosas simples e importante que están a nuestro alrededor y sonreír un poco más.
Bitácora: tener un cuaderno de emociones, donde logremos escribir sobre esos estados de estrés, felicidad o tristeza.
Practicar la escucha activa: estar presente en nuestras conversaciones diarias y permitirnos observar el lenguaje no verbal de las personas que están a nuestro alrededor.
Leer: para adquirir conocimiento tanto teórico como práctico sobre la inteligencia emocional.
Regalarnos un minuto: donde hagamos una pausa, detenerse un minuto de nuestra vida para analizar el momento presente.
Hacer ejercicio: ayuda con el estrés, la concentración, mejora el sueño, nos aleja de malos hábitos y ahuyenta las preocupaciones.
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