La resiliencia está relacionada con nuestra posición y actitud en aquellas circunstancias de la vida donde experimentamos algunas desgracias o sufrimientos, momentos que pueden estar catalogados como tristezas inevitables, también podemos decir que la forma como enfrentamos estas dificultades permite la posibilidad de un aprendizaje significativo para la vida, la posibilidad de creer emocionalmente y construir un futuro diferente.
Entonces, la resiliencia se puede definir como la facultad que tenemos los seres humanos para afrontar las adversidades, asumir con respeto las emociones que pueden generarse tras una situación difícil, y la capacidad de salir fortalecido de las mismas, es decir, que en la resiliencia se encuentra la posibilidad de dejar atrás ese sufrimiento y trascender las fuentes de tensión significativas, como inconvenientes familiares o personales.
Ser resiliente no quiere decir que la persona no experimenta dificultades o angustias en su vida, tampoco es una característica específica de un grupo determinado de personas, por consiguiente, esta puede ser potencializado por cada uno de nosotros, esto se debe a que la resiliencia puede ser aprendida; dicho aprendizaje puede estar asociado al resultado de experimentar diferentes situaciones complejas durante el transcurso de la vida y observar las adversidades como una oportunidad de enseñanza y transformación positiva.
Recuerda: “La vida no se hace más fácil o más indulgente, nosotros nos hacemos más fuertes y resilientes”- Steve Maraboli
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